Cómo los plafones pueden ayudar a limpiar el aire en un espacio interior
No se puede negar que la pandemia del Covid-19 provocó cambios repentinos –quizás irreversibles– en la forma en que habitamos los espacios cerrados. Mientras las viviendas se han transformado en oficinas, gimnasios y aulas, muchos entornos con estadías prolongadas se han estado evitando para frenar la propagación del virus. Posiblemente, los espacios que tuvieron más restricciones fueron las oficinas corporativas, las cuales fueron cerradas o severamente limitadas debido a políticas de las compañías o a restricciones gubernamentales. Aunque esta situación ha permitido probar el funcionamiento de nuevas formas de trabajo, es probable que parte de las interacciones entre colegas se repita cuando las condiciones sanitarias lo permitan. Para garantizar que todos estén bien protegidos al regresar, el flujo y la calidad del aire será uno de los temas fundamentales a resolver adecuadamente. Pero, ¿cómo lograrlo?
Prácticamente todos los empleados de las empresas que trabajaban en oficinas tuvieron que reinventarse para realizar sus funciones desde sus propias casas. Según una encuesta realizada por McKinsey sobre el teletrabajo, «el 80% de las personas encuestadas informaron que les gusta trabajar desde casa. El 41% dice que es más productivo que antes y el 28% dice que es igual de productivo. Muchos empleados liberados de largos desplazamientos y viajes han encontrado formas más productivas de ocupar ese tiempo, han disfrutado de una mayor flexibilidad para equilibrar su vida personal y profesional, y han decidido que prefieren trabajar desde su casa en lugar de la oficina».
Invertir en sistemas eficientes de ventilación o purificación de aire hará que los espacios sean más saludables y seguros. Cuando es posible, la ventilación natural puede ser una solución. Pero no siempre. Otra posibilidad, mucho más cara, sería instalar un sistema de aire acondicionado eficiente, que pudiera cambiar el aire de un espacio con cierta frecuencia. Sin embargo, una solución menos costosa, más fácil de instalar y potencialmente más efectiva podría ser utilizar tecnologías de plafones suspendidos en combinación con una filtración mejorada.
Los plafones se utilizan generalmente para mejorar el confort acústico del entorno, ocultar las instalaciones y aportar una estética específica al entorno. Investigaciones han demostrado que los plafones pueden mejorar la calidad del aire, ayudar a controlar filtraciones y mejorar los procesos de limpieza. Una métrica universal utilizada para medir la cantidad de aire que entra y sale de una habitación es los cambios de aire por hora (Air Changes per Hour – ACH), donde la tasa se calcula en función de la altura total del techo estructural. La incorporación de un sistema de plafones tiene el efecto de rebajar la altura del techo, reduciendo el volumen de aire a expulsar y facilitando el intercambio de aire. También se observó que, al sellar las juntas entre las placas del techo se aumenta la capacidad de renovación del aire. Por muy preciso que parezca, los estudios demuestran que la reducción de las fugas entre las placas, utilizando cintas de sellado, reduce significativamente el flujo de aire necesario para presurizar el espacio.
Pero también existen opciones más activas para desinfectar el aire. Una pieza que se puede incorporar y que aumenta la eficiencia del sistema son los purificadores de aire empotrados en el techo
Como una solución independiente o junto a otros productos, los sistemas de plafones pueden desempeñar un papel importante para reducir la propagación de agentes infecciosos y potencialmente, ayudar a reducir el costo de otras renovaciones o adaptaciones mucho más costosas. Por supuesto, la solución puede incluirse también en hospitales, escuelas, museos, y todos aquellos espacios donde las personas permanecen durante mucho tiempo. Si bien siempre se ha abordado la contaminación de las ciudades, las impurezas presentes en los espacios interiores nunca han tenido tanta importancia como hoy. La pandemia y la lucha contra este enemigo invisible ha generado nuevas preocupaciones y demandas, y la calidad del aire interior parece ser más importante que nunca.
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