4 elementos para desarrollar una arquitectura antisísmica
México se sitúa en una de las regiones sísmicas del mundo, enclavada dentro del área del CINTURÓN CIRCUMPACÍFICO donde se concentra la mayor actividad del planeta.
Esta alta sismicidad se debe principalmente a la interacción entre las placas de Norteamérica, la de Cocos, la del Pacífico, la de Rivera y la del Caribe. La Placa Norteamericana se separa de la del Pacífico pero roza con la del Caribe y choca contra las de Rivera y Cocos, de aquí la incidencia de sismos.
Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Michoacán, Colima y Jalisco son los estados con mayor sismicidad debido a la interacción de las placas oceánicas de Cocos y Rivera que subducen con las de Norteamérica y del Caribe sobre la costa del Pacífico frente a estos estados, también por esta misma acción son afectados los estados de Veracruz, Tlaxcala, Morelos, Puebla, Nuevo León, Sonora, Baja California, Baja California Sur y la Ciudad de México.
Conciencia del hecho
Durante septiembre, los mexicanos hemos vivido los sismos más fuertes durante décadas. Aunque es un evento que rebasa emocionalmente, debemos afrontar con responsabilidad los fenómenos que son ajenos a la voluntad del hombre, y en cambio, afrontar con responsabilidad estos hechos.
Para el caso de la arquitectura como de la ingeniería, los especialistas apuntan a cuatro elementos que deben tomarse en cuenta para desarrollar una arquitectura que sea resiliente ante los sismos.
A continuación, te presentamos estas reglas de la ingeniería sismoresistente o también llamada antisísmica.
1.- Simetría equivale a más seguridad. A partir del principio de la simetría (respecto a los ejes de la planta en una construcción). Si el edificio no es geométricamente idéntico, se corre el riesgo de torsión en su planta durante un sismo. Con excepción de trabajos extraordinarios que a diario vemos en la CDMX, como es el caso de la Torre Virreyes.
La simetría también está presente todo el tiempo en la estructura del edificio. La distribución de puertas y ventanas debe respetar un protocolo de seguridad y según principios arquitectónicos, las ventanas no pueden superar “la mitad del muro” (vertical u horizontal).
2.- Materiales “especiales” para cada edificio. Toda construcción debería cumplir con estándares básicos. No por la calidad de los materiales, sino por la pertinencia de uso. El hormigón y el acero son los recursos más utilizados porque permiten balancear sin llegar a caer (siempre y cuando se respete la distribución de masas) la estructura de un edificio.
Por otro lado, los expertos en sismología hablan en términos de absorción de energía durante los movimientos de la tierra. Por este motivo, es que se prohíbe el uso de ladrillo en edificios de más de cinco pisos.
3.- Necesario, que los cimientos sean fuertes, reforzados y profundos. Especialistas internacionales apuntan a que la resistencia de la Torre Latinoamericana se debe a sus tres pisos de sótano.
Otros, mencionan la profundidad de sus pilotes, la resistencia de los amortiguadores o el cajón hidráulico. Sin embargo, ninguna tecnología sirve si no se realiza un estudio previo del subsuelo.
Por ejemplo, la Basílica de Guadalupe se encuentra en un terreno inestable, pero el reto de su construcción se solucionó debido a que los cimientos están soportados por un gran “mástil” (la cimentación radial que da la apariencia de carpa), lo cual reduce la probabilidad de colapso. Es decir, todo terreno tiene un cimiento “adecuado”, parejo y estable. En muchos países comienza a invertirse en tecnología antisísmica aplicada.
4.- El tema no es la altura, sino la distribución de masas. Actualmente, los países ya no compiten por tener el rascacielos con más pisos, sino el diseño más vanguardista. Esto lleva a un mayor cuidado de la practicidad de las construcciones y la reducción de riesgos.
Por lo tanto, mayor o menor altura no disminuye o aumenta riesgos. En cambio, una mala distribución de masas sí debe despertar la preocupación. Por ejemplo, si arriba de un piso se encuentra un depósito o almacén o el archivo de una empresa, hay peligro en caso de sismo.
Dos elementos adicionales son el amortiguamiento y rigidez, que profundizan en la distribución de carga en cada piso, la cual debe ser proporcional a la altura.
Con información de OCC y Servicio Sismológico Nacional
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